miércoles, 29 de junio de 2011

Me estás enseñando a amar... (Gerardo Diego)

Me estás enseñando a amar.

               Yo no sabía.
Amar es no pedir, es dar,
                noche tras día.
La Noche ama al Día, el claro

                ama a la Oscura.
Qué amor tan perfecto y tan raro.
                Tú mi ventura.
El Día a la Noche alza, besa

                sólo un instante.
la Noche al Día -alba, promesa-
                beso de amante.
Me estás enseñando a amar.

                 Yo no sabía.
Amar es no pedir, es dar.
                  Mi alma, vacía.

sábado, 25 de junio de 2011

Llévame contigo (Francisco Álvarez)


¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.

Te esperé tantos años sin saberlo,
perdida dentro de mi laberinto…
ahora que me has abierto la salida,
dame la mano y llévame contigo.

No quiero abrir el libro del pasado,
porque detesto cuanto en él he escrito;
uno en blanco abriré para tu pluma;
dame la mano y llévame contigo.

Llena mis hojas de apretada letra,
yo no quiero escribir, hazlo tú mismo,
enrojeciéndome de sangre y fuego;
dame la mano y llévame contigo.

Dondequiera que vayas, te acompaño,
porque haré tu camino mi camino;
déjame despertar en tus mañanas;
dame la mano y llévame contigo.

No he de mirar atrás, sólo adelante;
perdí el pasado, y el futuro es mío;
no te quiero perder; dame la mano,
dame la mano y llévame contigo.

viernes, 24 de junio de 2011

A la izquierda del roble (Mario Benedetti)



No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fan ticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.

Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mírame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entrar en tus ojos
dejame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puedo ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.

Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.

Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y qué pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.

Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.

Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.


miércoles, 22 de junio de 2011

Magia Inútil (Vanessa)

Gracias siempre me gusto tu poema ahora engalana mi rincocito 




Excusas pobres,
si la magia se muestra esquiva.
Tengo que soñar como sueñan las crédulas,
en un afán perceptible de encontrar sobre nuestro lecho,
aquello que se nos repite mientras dormimos.

Llámame desvergonzada,
insúltame de las mil maneras que tú sabes.
Dará igual,
porque te deseo
entre todos los pliegues de mis noches desencantadas,
y te llevo a una lujuria
que solo con amor se pintaría bonita.
Me seducen los colores intensos,
las miradas de ese tono...
Y que me aprietes contra tu cuerpo.
Quiero hacer esas cosas que dije que no haría,
ya que la tristeza nunca supo ser mi hada madrina,
y solo me cumple deseos castos.

Magia inútil.

Extenderé esta incitación al sexo que tú siempre me provocas,
y no seré dueña de quietudes calladas.
Te diré que soy un cuerpo ansioso del tuyo,
condicionado por tu ausencia
y por este calor que me compulsa,
soy una doctrina,
que acontece ante un público condenado a la quietud.

Como sucede a la porcelana
y a las figuras de plomo,
que ofrecen su falta de movimiento todo el tiempo,
y lo demás es naturalidad que se expande,
como hacen algunos universos de otras galaxias.

De donde emanan los mares se vienen los cestos de sal,
listos para mezclarse entre todo el agua que los reclama.
A veces siento que nada es justo,
ni siquiera lo que divide a las cosas entre sosas y saladas.
Si tuviese sobre mí al águila de la fe,
con sus alas extendidas,
protegiéndome de una luz solar que solo sabe quemar,
diría en voz muy alta,
que esa fe no es católica,
ni de ninguna religión.
Es fe solo de ti,
de encontrarte y tenerte conmigo.
De poder gastar minutos como si fuesen cubos de agua,
regando al amor y sus camelos,
a sus camas de acogida y a las puertas que los cobijan.

Reconozco el pequeño fraude de los encantos adiestrados para convencer,
y las similitudes entre los seres acólitos de esa práctica.
Me he roto la vida para ver el tétano de sus huesos,
para saber cómo es la sabia de mi árbol de vivencias.
Hago pequeñas curas sobre este milagro de poder moverme
y tener alma propia,
porque hay ganas de regresar a los vínculos del bienestar,
y demasiado bien sabemos que todas las fracturas y dolencias...
Se convierten en limitaciones y dolores.

Quiero creer en las luces de occidente,
y caminar hacia donde Venus brilla incansable.

La magia ya no importa,
pensará todo aquel que haya llorado.
No se ha de creer en lo que nos deja llorar,
y la magia lo hace como si fuese desamor.

¿De quién ha de ser el dolor cuando cae entre mil personas,
y todos pueden elegir entre aceptarlo en su ser o simplemente ignorarlo?.

Ocurren los desasosiegos,
las decepciones y los olvidos del afecto,
y cuando un dolor de este temperamento te nace dentro,
no se puede rechazarlo ni enviarlo fuera.
Ciertos dolores son demasiado personalizados...
Y hay que sufrirlos.
Que se vaya la magia,
e intente aprender a mirar un rostro tras la ruptura,
porque no tiene nada que sirva de alivio...
Y si de mofa suave.
Solo sirve llorar el desazón,
y sentir las únicas llamas que no necesitan temperatura,
ni oxígeno,
y tan solo el combustible de amar aún... A quien ya no está.

lunes, 20 de junio de 2011

Dulce Locura (La Oreja de Van Gogh)



Vendo el inventario de recuerdos de la historia 
Más bonita que en la vida escuché 
Vendo el guión de la película 
Más triste y la más bella que en la vida pude ver 
Vendo los acordes, la brillante melodía 
Y la letra que en la vida compondré 
Vendo hasta el cartel donde se anuncia 
El estreno del momento que en la vida viviré 
Entiendo que te fueras 
Y ahora pago mi condena 
Pero no me pidas 
Que quiera vivir 
Sin tu luna, sin tu sol 
Sin tu dulce locura 
Me vuelvo pequeña y menuda 
La noche te sueña y se burla 
Te intento abrazar y te escudas 
Vendo una cámara gastada 
Que captaba la mirada que en la vida grabaré 
Vendo dos entradas caducadas 
Que eran de segunda fila que en la vida romperé 
Vendo dos butacas reservadas hace siglos 
Y ahora caigo que en la vida me senté 
Vendo hasta el cartel donde se anuncia 
El estreno del momento que en la vida viviré 
Entiendo que te fueras 
Y ahora pago mi condena 
Pero no me pidas 
Que quiera vivir 
Sin tu luna, sin tu sol 
Sin tu dulce locura 
Me vuelvo pequeña y menuda 
La noche te sueña y se burla 
Te intento abrazar 
Sin tu luna, sin tu sol 
Sin tu dulce locura 
Llorando como un día de lluvia 
Mi alma despega y te busca 
En un viaje que no vuelve nunca 
Sentiré, cada noche al buscar 
A tu humo en mi tejado 
El recuerdo de un abrazo 
Que aún me hace tiritar 
Sin tu luna, sin tu sol 
Sin tu dulce locura 
Me vuelvo pequeña y menuda 
La noche te sueña y se burla 
Te intento abrazar 
Sin tu luna, sin tu sol 
Sin tu dulce locura 
Llorando como un día de lluvia 
Mi alma despega y te busca 
En un viaje que nunca volverá


. . .

Definición (Gioconda Belli)


Podríamos tener una discusión sobre el amor.
Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.

Diría que amo tu piel y que mi piel te ama,
que amo la escondida torre
que de repente se alza desafiante
y tiembla dentro de mí
buscando la mujer que anida
en lo más profundo de mi interior de hembra.

Diría también que amo tus ojos
que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.

Diría que amo tu voz
sobre todo cuando decís poemas,
pero también cuando sonás serio,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.

Diría que amo encontrarte
y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome en el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,
de saber que te gustan las nubes
y el aire frío de los bosques de Matagalpa.
Podríamos discutir si es serio
esto que te digo.
Si es una quemadura leve, de segundo,
tercer o primer grado.
Si hay o no que ponerle nombre a las cosas.
Yo sólo una simple frase afirmo
Te amo

Los Espejos (Jorge Luis Borges)


Yo que sentí el horror de los espejos
No sólo ante el cristal impenetrable
Donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

Sino ante el agua especular que imita
El otro azul en su profundo cielo
Que a veces raya el ilusorio vuelo
Del ave inversa o que un temblor agita

Y ante la superficie silenciosa
Del ébano sutil cuya tersura
Repite como un sueño la blancura
De un vago mármol o una vaga rosa,

Hoy, al cabo de tantos y perplejos
Años de errar bajo la varia luna,
Me pregunto qué azar de la fortuna
Hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado
Espejo de caoba que en la bruma
De su rojo crepúsculo disfuma
Ese rostro que mira y es mirado,

Infinitos los veo, elementales
Ejecutores de un antiguo pacto,
Multiplicar el mundo como el acto
Generativo, insomnes y fatales.

Prolongan este vano mundo incierto
En su vertiginosa telaraña;
A veces en la tarde los empaña
El hálito de un hombre que no ha muerto.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
Paredes de la alcoba hay un espejo,
Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
Que arma en el alba un sigiloso teatro.

Todo acontece y nada se recuerda
En esos gabinetes cristalinos
Donde, como fantásticos rabinos,
Leemos los libros de derecha a izquierda.

Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
No sintió que era un sueño hasta aquel día
En que un actor mimó su felonía
Con arte silencioso, en un tablado.

Que haya sueños es raro, que haya espejos,
Que el usual y gastado repertorio
De cada día incluya el ilusorio
Orbe profundo que urden los reflejos.

Dios (he dado en pensar) pone un empeño
En toda esa inasible arquitectura
Que edifica la luz con la tersura
Del cristal y la sombra con el sueño.

Dios ha creado las noches que se arman
De sueños y las formas del espejo
Para que el hombre sienta que es reflejo
Y vanidad. Por eso nos alarman.

jueves, 16 de junio de 2011

El muerto (José Hierro)


Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría

no podrá morir nunca.

Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la hierba que encima de mí balancea su fresca verdura.
Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos,
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de los gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
(Yo una vez hice un ramo con ellas.
Puede ser que después arrojara las flores al agua,
puede ser que le diera las flores a un niño pequeño,
que llenara de flores alguna cabeza que ya no recuerdo, 
que a mi madre llevara las flores:
yo quería poner primavera en sus manos.)

¡Será ya primavera allá arriba!
Pero yo que he sentido una vez en mis manos temblar la alegría
no podré morir nunca.
Pero yo que he tocado una vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.

Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mí.



De "Alegría" 1947

sábado, 11 de junio de 2011

Sì hoy estoy triste

Ojalà hoy no existiera es realmente feo sentir lo sola que estoy
triste
olvidada
màs jodida que los jodidos
hoy me gustaría morir

miércoles, 8 de junio de 2011

Luna mía de ayer, hoy de mi olvido... (Rafael Aberti)


Luna mía de ayer, hoy de mi olvido,
Ven esta noche a mí, baja a la tierra,
Y en vez de ser hoy luna de la guerra,
Sélo tan sólo de mi amor dormido.

Dale en tu luz el reno perseguido
Que por los yelos de tus ojos yerra,
Y dile, si tu lumbre lo destierra,
Que será lana su destierro y nido.

Tiempos de horror en que la sangre habita
Obligatoriamente separada
De la linde natal de su terreno.

¡Ay luna de mi olvido, tu visita
no me despierte el labio de la espada,
sí el de mi amor, guardado por tu reno!

martes, 7 de junio de 2011

Hay corazones sin dueño... (Roberto Juarroz)



Hay corazones sin dueño,
que no tuvieron nunca la oportunidad
de regir como un péndulo casi atroz
el laborioso espasmo de la carne.

Hay corazones de repuesto,
que esperan sabiamente
o por quién sabe qué mandato
el momento de asumir su locura.

Hay corazones sobrantes
que se descuelgan como puños de contrabando
desde la permanente anomalía
de ser un corazón.

Y hay también un corazón perdido,
una campana de silencio,
que nadie sin embargo ha encontrado
entre todas las cosas perdidas de la tierra.

Pero todo corazón es un testigo
y una segura prueba
de que la vida es una escala inadecuada
para trazar el mapa de la vida.

domingo, 5 de junio de 2011

Narciso (Flor Alba Uribe)


Te dije que te amaba!
Mi grito pasional cubrió la tierra
y escaló galaxia tras galaxia
para trizar tu impavidez remota.
Pero tú, inalienable,
auscultabas el eco de tus pasos.


¡Te dije que sufría!
Oprobioso el dolor, mi fe precaria,
te mostré sin pudor mis ataduras,
mi crujiente avidez siempre burlada.
Pero tú, insobornable,
recreabas tu cuerpo en el verano.


¡Te dije que lloraba!
La salobre marea de mis lágrimas
fue sitiando implacable tu existencia
embargando tus diques y murallas.
pero tú, impenetrable,
perseguías tu sombra en los espejos.


¡Te dije que te odiaba!
Tu estéril vanidad y tu indolencia
lanzaron sus brigadas pordioseras
a mendigar lo que antes despreciabas.
Pero yo, inexorable,
desdeñé tus espléndidos escombros.



jueves, 2 de junio de 2011

Lucas

Te fuiste, amigo mío,
compañero de ruta,
¿qué será de ti ahora?
que vagas por los cielos
y lugares extraños?
Echo mucho de menos
tu mirada callada
de amor y de ternura;
no te importaba nada,
en mis noches oscuras
venías a mi lado
moviendo tu colita,
hacías que sonriera
olvidando mis penas.
Cuando todos se iban
te quedabas conmigo.
Eras como mi sombra
conmigo en los caminos
Y ahora… ¿qué me hago?
Si tú no estás en casa
para escuchar los versos
que escribí para ti,
mi perrito del alma,
porque ya te perdí,
mi fiel amigo. Lucas,
en mí vivirás siempre.